La Técnica del Cajón

El cajón peruano es un instrumento que hay que conocerlo, en su forma y estructura, para ir arrancándole poco a poco sus sonidos. Tal como en la quena, el hombre tiene que descubrir el sitio exacto en donde buscar la embocadura para lograr el sonido, el cajón require de mucha sensibilidad para buscar las áreas donde se pueden encontrar, no sólo los sonidos sino sus matices.

La madera, elemento natural, interactua con el hombre, recibiendo nuestro estímulo, y de acuerdo al tipo de madera usada, tiene resistencia y diferentes propiedades de absorción del sonido, y del choque, brindando una respuesta única a cada estímulo. Esta respuesta es el "Rebote".

La talentosa percusionista peruana María del Carmen nos muestra su habilidad para procesar el rebote que proviene de la madera. En sus manos la madera resuena de manera única, modificando el rebote a través de diferentes técnicas, inigualables si añadimos un elemento personal, la sensibilidad. En efecto, el "feeling" de María, el cual imprime en el proceso de dar y recibir estímulos y respuestas alcanza en sus manos una simbiosis impresionante. Es por esto que esta percusionista por instinto y cajonera acionalidad, a pesar de usar un instrumento que podría considerarse como tosco y hasta masculino (con perdón de las feministas) no presenta callos, ni se hiere las manos, ni tiene problemas óseos ni inflamatorios. Ella trabaja el rebote tanto el de sus manos como el del cajón. 

En exclusiva, la percusionista María del Carmen Dongo nos explica que hay tres sonidos básicos del cajón, que un aficionado aprende rápidamente a reconocer. Los tres principales sonidos son el sonido agudo, el grave, y el medio. 

El sonido agudo, producido con la mano abierta, y a manera de látigo, se produce separando los dedos, y buscando siempre el rebote del sonido. Para lograr este sonido se emplea la mitad de la mano, es decir la parte de la palma de la mano más próxima al tercio proximal de los dedos.

El sonido grave, ejecutado con la mano cerrada. Los cajoneros tienen diversas formas de cerrar la mano, María del Carmen lo describe como "en forma de rombo", los tradicionales cajoneros de la música negra peruana utilizan la concavidad de la mano con el término del "pollito asado".

El sonido medio, es difícil de describir, pero está ubicado ente los graves y los agudos.

Estos tres sonidos emplean la mano de diferente manera, y la combinación del volúmen y matices logrados va desde los más delicados y profundos hasta los más enérgicos, pero absolutamente todos los matices producen una vibración característica de la resonancia del cajón, e inclusive los más delicados, pueden llenar una habitación.

Es común observar una combinación de los tres sonidos descritos cuando el cajón interviene en conjuntos instrumentales llevando una base rítmica e improvisando por momentos. También se usan dos cajones que entran en diálogo contrapuntístico, dando continuidad a los tambores, -macho y hembra- alternando la función de base y repicador.

En décadas pasadas el cajón preferentemente intervenía en la Marinera, el Tondero, el Golpe'Tierra; incorporándose al Vals en los últimos años y transformando su carácter hacia un tono mas festivo y mas sincopado.

Un artículo publicado por el Comercio indica que El cajón peruano es único:

Caderas que se agitan, rostros embriagados de alegría, el irresistible ritmo que arrastra a todos a bailar. Es Juan 'Cotito' Medrano, el eximio cajonero, quien tiene la palabra: "El cajón tiene que ser de cedro o caoba seca, mientras más antigua la madera, mejor es el sonido". "Hay artesanos que lo fabrican en Estados Unidos y España, pero no suena igual, porque el cajón peruano es único, está enraizado en nuestra cultura musical y son nuestros músicos quienes le arrancan esos sonidos que en ningún otro lado se consiguen".

"Los españoles tocan con la 'galleta' (parte superior del instrumento), sus cajones no tienen los sonidos graves de los nuestros y la forma de tocar también difiere. Por ello, cuando vienen a Perú se llevan de aquí los cajones".