LOS CARNAVALES DEL PERU

 

San Martín- Moyobamba


RCP

Moyobamba, capital de San Martín también celebraba Domingo, Lunes y Martes. Salían los Bandos de la Muncipalidad leyendo las Ordenanzas, y las reglas del carnaval para cada año, decían el recorrido, el horario y las reglas para el juego con agua.

Se jugaba con agua, había fiestas de disfraces en las noches para los adultos, se usaba antifaces, serpentinas y chisguetes de éter. Durante el día había lo que se llama el Carnavalón, un cabezón grande inmenso, vestido de muchos colores con su cara bien gordita. Pasaba por las calles principales de Moyobamba, Callao, Emilio San Martín y de ahí pasaba a la Plaza de Armas, seguido por los Diablos que asustaban a la gente, echando pintura.

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El desfile también iba a los barrios tradicionales de Moyobamba. En el desfile los diablos tenían escondido en las manos la pintura para ensuciar a la gente.

La gente traía sus globos de agua para mojar a los diablos. Nosotros salíamos en pandilla a mojar a la gente. Se usaba mucho la pintura que se llevaba en su misma latita y se echaba a la gente con la mano. También se usaba betún de zapatos. La gente se molestaba o se escondía en sus casas pero si tenían su puerta entreabierta para ver el Carnavalón, las pandillas se metían a la casa a echar pintura o jalaban al dueño de casa hasta afuera y lo empapaban. Los disfraces eran más que nada máscaras de figuras mitológicas, los diablos si iban vestidos de negro con sus máscaras. Había bandas de músicos que cada año salían delante del Carnavalón.

Mucha gente preparaba sus cáscaras de huevo que las vaciaban y vertían anilina a un tinte de ropa. Poco a poco esa costumbre fue pasando porque causaba mucho dolor cuand! o caía en la cabeza. Pero se respetaba la edad, los adultos jugaban entre adultos y los niños no mojaban a los grandes. Los diablos no echaban pintura a los niños sino a los adultos. En Moyobamba se estila el Cortamonte, solo que aquí se llama Umsha, y el Palo Encebado, que tiene un regalo de dinero en la punta. Los varones de toda edad se esfuerzan por trepar el palo para llevarse el regalo.

(Carlos Benites Iglesias)

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